Un reciente informe de la Unesco, titulado “Tecnología en la educación: ¿Una herramienta en los términos de quién?”, ha revelado importantes hallazgos sobre los impactos de la digitalización en el ámbito educativo. El informe subraya que, aunque la tecnología ofrece oportunidades para mejorar el acceso a la educación, también puede profundizar las desigualdades existentes si no se implementa adecuadamente.
Uno de los puntos clave es que, si bien la tecnología puede facilitar el acceso al currículo y mejorar los resultados de algunos estudiantes, corre el riesgo de marginar aún más a aquellos que ya enfrentan barreras educativas. De esta manera, la digitalización podría incrementar la brecha de aprendizaje entre estudiantes privilegiados y aquellos de entornos vulnerables.
El informe también destaca que, aunque la tecnología educativa puede mejorar ciertas modalidades de aprendizaje, su efectividad no depende necesariamente de la sofisticación tecnológica, sino de su correcto enfoque en los resultados de aprendizaje. De hecho, estudios sugieren que un uso excesivo de las TIC puede afectar negativamente el rendimiento académico. En varios países se ha observado que la simple presencia de dispositivos móviles puede distraer a los estudiantes y perjudicar su concentración.
Asimismo, la Unesco advierte sobre la tendencia de priorizar argumentos empresariales por encima de los educativos en las inversiones tecnológicas. En muchos casos, se evalúa el éxito de estas inversiones por la cantidad de dinero gastado en tecnología, en lugar de su impacto real en el aprendizaje.
El informe señala que el ritmo acelerado de la evolución tecnológica plantea un reto para los sistemas educativos, que a menudo no logran adaptarse a tiempo. A pesar de que más de la mitad de los países del mundo han implementado normas de competencias digitales, estas han sido en gran medida influenciadas por actores comerciales, lo que genera preocupaciones sobre la sostenibilidad y el bienestar de los estudiantes.
Finalmente, la Unesco insta a los gobiernos y educadores a garantizar que las decisiones sobre el uso de tecnología en la educación estén centradas en el bien común y no en intereses comerciales. La sostenibilidad, tanto económica como ambiental, es fundamental en este proceso, ya que las inversiones tecnológicas iniciales solo representan una fracción del costo total a largo plazo.
Este informe subraya la necesidad de reflexionar sobre el verdadero papel de la tecnología en la educación y de garantizar que su implementación contribuya a reducir, en lugar de aumentar, las desigualdades.