Con solo 274 kilómetros de costa a costa entre el océano Pacífico y el mar Caribe, Costa Rica alberga el 6% de la biodiversidad mundial, lo que la convierte en un destino inigualable para los amantes de la naturaleza y el ecoturismo. Este pequeño país centroamericano se ha consolidado como el principal destino turístico de la región, gracias a sus playas paradisíacas, selvas protegidas y un fuerte compromiso con la conservación ambiental.
El “Triángulo de Oro” de Costa Rica reúne algunos de los destinos más icónicos: el Parque Nacional del Volcán Arenal, la cercana ciudad de La Fortuna, la Reserva del Bosque Nuboso de Monteverde y el Parque Nacional Manuel Antonio. Esta región ofrece un sinfín de actividades al aire libre, desde emocionantes tirolesas por el dosel de la selva hasta rafting en aguas bravas, safaris por la jungla y avistamientos del majestuoso volcán Arenal.
Para quienes buscan una experiencia fuera de los circuitos turísticos tradicionales, el Parque Nacional Tortuguero es una joya escondida. Esta reserva natural es un santuario para la anidación estacional de tortugas marinas y hogar de monos, cocodrilos y más de 300 especies de aves.
San José, la vibrante capital, también ofrece atractivos culturales con museos como el Museo Nacional, el Museo del Oro, el Museo del Jade y el Museo de los Niños. Además, el Mercado Central es ideal para quienes buscan llevarse un pedazo de la artesanía costarricense.
Independientemente del rincón del país que visite, Costa Rica hechiza a los viajeros con su estilo de vida “pura vida”. No es raro que muchos visitantes se enamoren tanto de su belleza y tranquilidad, que se sientan tentados a quedarse para siempre.