Costa Rica ha alcanzado en 2024 la tasa de mortalidad infantil más alta registrada en la última década, una situación alarmante que refleja un preocupante retroceso en los avances en salud pública. Según un reciente informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), este año han nacido más de 29 mil niños y niñas en el país, de los cuales 324 han fallecido antes de cumplir su primer año de vida.
El incremento en la mortalidad infantil no es un fenómeno reciente. El informe también destaca que ya en 2022 la mayoría de las provincias del país presentaban tasas de mortalidad infantil superiores al promedio nacional. En 2024, 5 de las 7 provincias se destacan por registrar cifras particularmente elevadas, lo que subraya la urgencia de abordar este problema de manera integral y efectiva.
Las causas detrás de este aumento podrían estar vinculadas a diversos factores, como las desigualdades en el acceso a la atención médica de calidad, la pobreza, la desnutrición y la falta de seguimiento en los controles prenatales. La situación también pone en el foco la necesidad de reforzar las políticas de salud materno-infantil y mejorar la infraestructura sanitaria en las regiones más afectadas.
Las autoridades del Ministerio de Salud han expresado su preocupación por este repunte en las cifras y se han comprometido a investigar las razones subyacentes, además de implementar medidas urgentes para reducir la mortalidad infantil en el país. La prioridad será trabajar en conjunto con las instituciones de salud y la sociedad civil para asegurar que los recién nacidos en Costa Rica reciban la atención y los cuidados necesarios para su supervivencia.
Este aumento en la mortalidad infantil representa un desafío que Costa Rica no puede ignorar, pues pone en riesgo el bienestar de sus generaciones más jóvenes y el futuro de la nación.